lunes, 12 de mayo de 2008

desde la Hiniesta con Amor

Cuando eran las 4 de la tarde de un lunes cualquiera en Indiana, una llamada inesperada puso un color diferente para el resto de la semana. Mis hermanos de la Concha, que me llamaban para que estuviera con ellos en Zamora, cuando el Pendón asomaba por la calle de la Feria, en un lunes muy especial, que siempre será fiesta de guardar en mi corazón pero no siempre y por desgracia en mi calendario.

Y estuve en Zamora, con los pies llenos de polvo y la garganta reseca, por unos minutos.

Gracias de todo corazón, Victor, Alberto, Jaime...

viernes, 2 de mayo de 2008

Madrugada de sangre


Hace doscientos años de la madrugada que inauguró con sangre valiente la España Contemporánea. Ayer me levanté con la imagen fresca, imposible por no vivida, de aquella mañana de mayo en la Puerta del Sol, una plaza que de poder caminarla, hoy no reconocería.

Cada época hizo su visión e interpretación de los hechos. Una revuelta espontánea, quizá la única que en Iberia ha habido, sacudió por primera vez los cimientos del gigante francés, crecido gracias a la ayuda del ejército de los borbones españoles (enorme paradoja) guiados por una ilustración ya ciega a esas alturas de tanto mirar las luces.

Y los españoles, que aun eran uno, con muchos apellidos de sabor regional y colonial, entraron a la fuerza en el laberinto de divisiones imposibles en las que solo Portugal nos acompaña. Iberia es cada día mas cierta para mi.

Los ilustrados pasaron a ser afrancesados, para ser distinguidos de los "auténticos" españoles pura raza: los que negaban la razón y pronto amarían las cadenas. Las reformas, el espíritu emprendedor, de saneamiento económico, de inversión publica, la reconstrucción de la armada, el animar a los ociosos a dedicarse al trabajo, el asociarse generando tertulias de amigos del país y el procurar colocar a España en el lugar que culturalmente merece, quedo hecho trizas, literalmente, en segundos.

El terreno venía abonado desde el comienzo del reinado de Carlos IV, pero la derrota de Trafalgar, el alinearnos en contra de toda Europa a favor del Sol que mas calentaba (y que nunca había sido precisamente ilustrado como era Francia) nos ha costado muy caro.

En ese breve espacio de tiempo del que el 2 y 3 de mayo son máximos representantes, se consagró la una España eterna, que lejos de desaparecer, se hace presente para hacernos repasar las lecciones no del todo aprendidas.

La España que se vistió de torero y traje regional, la que inició con sangre el S. XIX o mejor dicho, el fin del Antiguo Régimen, la que vio nacer el Procesión General del Santo Entierro de Madrid y Salamanca, la que sirvió de decorado, porque era fantástica y poética, a las mas geniales óperas de Mozart (que nunca pisó Iberia para su desgracia, y la nuestra) la que enterró a la última Duquesa de Alba Férnandez Álvarez de Toledo mientras pintaba al fresco su palacio...

La misma a la que Goya o Jovellanos no se atrevían a devolver la mirada, atrapados como tantos "afrancesados" en el dilema del patriotismo atacado de frente y sin reparos, frente al librepensamiento y la ilustración... hoy la elección puede parecer fácil, pero no lo fué sin duda.

Falto solo un triste ingrediente para compactar la receta del Nacionalismo Español, que se inició mejor que casi cualquier otro: una guerra externa (de verdad) en el S. XIX. A la falta de conflictos y a la evidente falta de interés de las demás potencias por involucrarse en las guerras carlistas y el desmedido ánimo por arrinconar a Iberia en el escenario mundial y así hacerse con el comercio...
...

de repente, ni operas, ni duquesas, ni Goyas que valgan. El escenario se volvió desierto. Y el Gobierno se acabó inventando la Guerra de Marruecos para tener un estado nacional... el de los tristes destinos.

Y nuestros mitos nacionales casi nos engulleron. Y los conservadores tuvieron que gritar "vivan las cadenas" dejando aun mas a la derecha a los carlistas, y los liberales olvidaron su credo azuzados por la Iglesia, los monárquicos abrazaron lo que fuera con tal de salir a flote, los republicanos, demasiado teóricos, desconocieron su país en su mayor parte, los rojos ignoraron a Martinez Montañes pero no a los toreros...

Yo no pienso renunciar a ninguno de estos símbolos. Que la España de la pandereta cante a los poetas como los poetas cantan a los que tañen la gaita, y todo tendrá sentido.

Es el momento de mirar a 1800, sirva el 2 de mayo como pretexto. Hubo un grupo de españoles, vale Pérez-Reverte, calaña, pero que hicieron algo como para ser recordado.

Y encontraremos que los símbolos que se ha apropiado la izquierda y la derecha, los monárquicos y los republicanos, los conservadores y progresistas, los liberales, los nacionalistas de todos los colores, los laicistas y los católicos (aquí no hay mas posibilidades, aunque cada cual puede combinar las de arriba a su antojo hasta lograr la formula única de españolito que es Ud.) ya formaban una difícil combinación que a pesar de todo, sigue siendo única y maravillosa. Y ya basta de sangre para bautizar los nuevos tiempos de todas las épocas, pues toda, tiene el mismo color a muerte.


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